NO, NO TENEMOS UNA RESPUESTA PARA ESO… ¡TODAVÍA!

NO, NO TENEMOS UNA RESPUESTA PARA ESO… ¡TODAVÍA!

Las cosas secretas pertenecen a Jehová nuestro Dios; mas las reveladas son para nosotros y para nuestros hijos para siempre, para que cumplamos todas las palabras de esta ley.
Deuteronomio 29:29

Querida Familia Unchained, amigos muy estimados:

Aquí estamos, ante una de las comprobaciones más trascendentales a las que llegará la humanidad: no lo sabemos todo, ni tenemos respuestas para todas las preguntas de la vida, ya sean filosóficas, académicas, teológicas, éticas o de cualquier naturaleza.

No obstante, los hombres buscan respuestas, y la razón de eso podría ser por las señales y rastros de lo que nos sucedió a todos en el Edén cuando el diablo trató de instigar a Eva con el “conocimiento del bien y del mal” y con la revelación de las cosas que Dios reservó sólo para el mismo; o incluso podría ser una mera curiosidad innata conectada a la naturaleza humana. El hecho es que cuanto más investigadores seamos, siempre habrán barreras y asuntos ocultos que son demasiado lejanos, profundos e incomprensibles para nuestro intelecto humano finito y mentes marginales.

En la jerarquía superior de preguntas tenemos algunas como «¿Por qué Dios permite el mal en el mundo?” o “¿Cómo es que la vida es tan injusta?”, o incluso “Si mi destino ya está predefinido, ¿por qué debería molestarme en interactuar o luchar contra el destino, de todos modos?”, o “¿Por qué las personas malas prosperan mientras las buenas sufren? ”

Todos estos dilemas han existido durante milenios, y simplemente no existe una respuesta simple para todos y cada uno de ellos. Lo que sí hemos reunido es información de la Biblia, que nos da justo lo que necesitamos saber.

Al profundizar en este escenario, debemos comenzar a observar dos conceptos importantes: primero, siendo Dios Omnisciente, Él tiene un conocimiento infinito, entendimiento y todas las respuestas que, en su propio tiempo y providencia, si así le complaciera, podría compartir con nosotros, pero sé que esto es algo que no está previsto para ahora. En segundo lugar, el Señor del universo nunca planeó que comprendiéramos todo, simplemente no es Su plan diseñado, y eso está bien expuesto en el versículo biblíco planteado al inicio de este devocional.

Siendo cristiano de nacimiento, puedo asegurarles que en mi propia vida, le he preguntado al Señor algunas preguntas difíciles, incluso cuando tuve a mi hermana muriendo en mis brazos cuando tenía 43 años, dejando a su esposo y a dos hijos por criar. Aunque no tuve una respuesta para todas esas súplicas, las Escrituras me llevaron a asimilar suficiente conocimiento que me permitió vivir en paz con mi limitada comprensión.

Por muy hiriente que sea para nuestro ego, independientemente de si estamos de acuerdo o no, la verdad es que el Dios Todopoderoso no nos debe ninguna respuesta, ni nada, en realidad. El apóstol Pablo nos recuerda que somos creación, y Él es el Creador, y por lo tanto, todo está sujeto a Él, incluyéndonos a nosotros y a nuestras preguntas.

Con un claro entendimiento de que estas son “aguas profundas” y casi incomprensibles, me gustaría ofrecer 3 razones por las que el Señor en Su misericordia no nos da derecho a tener todas las respuestas:

1. Nuestras mentes débiles    
Isaías 55:8-9 dice: “Porque mis pensamientos no son vuestros pensamientos, ni vuestros caminos mis caminos, dijo Jehová. Como son más altos los cielos que la tierra, así son mis caminos más altos que vuestros caminos, y mis pensamientos más que vuestros pensamientos.”.

Estoy convencido de que si supiéramos todo, incluyendo nuestro futuro, o si de alguna manera tuviéramos todas las respuestas, simplemente nos dejaría boquiabiertos y no sobreviviríamos. Es evidente que no podemos resistir el conocimiento total.

Nuestros límites están dentro del alcance de todo lo que el Espíritu Santo sabe que puede enseñarnos, “porque el Espíritu todo lo escudriña, sí, lo profundo de Dios”.

2. No deben ser revelados, por ahora

El profeta Daniel y Juan el apóstol, estaban muy familiarizados con los acertijos que deberían ser revelados sólo en la temporada apropiada, o incluso al final de los tiempos, y ambos libros proféticos lo corroboran.

Jesús también captó y enseñó este concepto y dijo a sus discípulos en cierta ocasión: “Lo que estoy haciendo, no lo entienden ahora, pero lo entenderán después”.

Efectivamente, muchas cosas que los discípulos vieron sólo como una imagen borrosa durante el ministerio de Jesús, se volvieron claras como el cristal después de Su muerte y resurrección, y quedaron asombrados por esto.

3. Recuérdanos nuestra impotencia y esperanza eterna

Cada vez que observamos la grandeza e inmensidad de Dios y Su creación, en oposición a nuestra propia ignorancia, llegamos a la franca realización de que no sabemos nada, pero ese humilde sentimiento de impotencia nos ayuda a comprender cuánto dependemos de nuestro Padre Celestial, cómo de esta forma enciende nuestra fé y la bendita esperanza de pasar la eternidad con Él.

Estas afirmaciones no tienen la intención de alentar o reforzar ninguna excusa para no ser persistentes y diligentes en la búsqueda del conocimiento y la verdad, sino más bien buscarlo con un entendimiento lógico y claro de nuestras limitaciones actuales.

Quizás siendo muy conscientes de nuestra consternación por querer saberlo todo, el apóstol Pablo nos da consuelo y esperanza cuando escribe a los corintios: “Ahora vemos por espejo, oscuramente; mas entonces veremos cara a cara. Ahora conozco en parte; pero entonces conoceré como fui conocido.”.

El versículo con el que comenzamos nos dice que aunque hay cosas todavía cubiertas, las reveladas en la Palabra de Dios deben ser observadas por nosotros, nuestros hijos y las generaciones futuras.

Aferrémonos a lo que tenemos, a las cosas que sí sabemos, porque la providencia y las intervenciones divinas aún por revelar, superarán inmensurablemente en gloria todas nuestras suposiciones y anticipaciones más alocadas.

Deseando paz, salud y muchas bendiciones a su cuerpo y alma,
Pr. Joshua Mateíne